Y en la noche del fin del mundo un pájaro partió la luna en dos; una media parte quedó inmobil y serena postrada entre las estrellas. La otra media parte cayó desesperada para acabar hundiéndose en las profundidades del mar.
Aunque algunas noches, se miran una a la otra, y ante tal conexión encuentran un alivio. Esos dias son tan idénticas, que nadie sabe qual es el reflejo de la otra.
Condenadas por las fuerzas de la gravedad y la distancia, sólo les queda la bendición del tiempo, hasta que un nuevo fin del mundo llegue, y puedan al fin regresar a formar parte la una de la otra.
Hasta entonces, permanecerán en mundos distintos.
Esperando
Hasta entonces