lunes, 21 de noviembre de 2011

tiempo muerto



Hipnotizado por los giros de un cuchillo entre índice y corazón
e immobilizado por la música de los versos de la reina de los poetas,
espero el gran final siempre anunciado. Aunque nunca sucede nada.
No hay desenlace previsto para esta amargante historia.

cuantas advertencias del ahorcado ignoré...
Más ahora no logro encontrar las puertas su paraje, y echo de menos su voz.

Quizás sea por eso que me entretengo jugando con la muerte...
y por mucho que intente evitarlo, siempre acabo jugando de nuevo.

Paso a paso observo cada vez más claramente que el desenlace siempre anunciado
está al final de esta interminable partida. El cuando y el como, solo dependen de mi.

Aunque es el instinto el que nos lleva a alargar el juego para así tratar de canviar lo irremediable.

Por eso ahora pido tiempo muerto a la digna rival, y me voy a soñar.

Mañana seguiré observando los giros del cuchillo, esta vez, entre corazón y anular.

domingo, 13 de noviembre de 2011

renacer de un muerto


Y que felicidad volver a oír esas palabras que te devuelven el dolor al cuerpo...

He permanecido muerto durante mucho tiempo, y volver a sentir ese dolor que un día acabó con mi vida me ha hecho revivir de nuevo. Y que bella resurrección, pues esta no tolera rendición alguna.  La única salida que me queda es vivir pensando que luchar por lo que uno quiere y morir por lo que uno ama es la única forma de sobrellevar este dolor.

Y así viviré esta segunda oportunidad que tus ojos y tu sonrisa me han brindado.

Hasta el fin de mis días iré muriendo de nuevo hasta que los latidos de tu corazón bailen al son de mi valse nupcial.

No te sientas culpable
soy un soñador

Y cada soñador necesita su reina de las sutilezas; la fuente de inspiración para todo artista moribundo...

Antaño fue la luna
ahora sólo tú

viernes, 11 de noviembre de 2011

escutos de delirio

Mi último día fue entre lágrimas de fuego.
Tras la ventana, al son de rayos y truenos,
caían lágrimas de hielo.

De fondo un claro de luna sonaba digno de las puertas del cielo.
Y de repente, un escalofrío intenso previo al eterno sueño.

Nunca me gustaron las despedidas. Pero éste es el último de todos y el más bello:
Adiós.

Lo siento...