lunes, 20 de septiembre de 2010

ósculo ahorcado

Es curiosa la vida...
Durante nuestra infancia vivimos ajenos a lo que los mayores llaman "la vida" como si de algo malo se tratara.
Sentimos que vivir consiste en viajar hacia un futuro que ni nos preocupa ni nos importa.
Vivimos felices, desconociendo eséncias vitales como las responsabilidades, preocupaciones, amor...

Y un dia, de repente te das cuenta que tu infancia se ha quedado atrás en un pasado ya lejano.
Te encuentras immerso en un temporal complicado, lleno de nuevas sensaciones nuevas que llegan a dominar tu estado anímico.
Ante tal inestabilidad, a veces agradable y otras terrible, solo puedes pensar en lo facil y maravilloso que resultava todo antes.

Hasta que la más fuerte de éstas eséncias vitales se despierta en tu estómago, elevandó burbujas que estallan al contacto con el corazón.
Entras en un estado de felicidad ciega, y te olvidas del mundo que te rodea para vivir en otro mucho más confortable. Su mundo.
Y entonces lo comprendes. Has descubierto el juego más antiguo de todo ser vivo. El de dar y recibir placer. El amor.

Una vez me pregunté:
¿Cómo definiría "el amor"? no encontré respuesta alguna.
Hasta el fatídico día que él me encontró, acompañado por sus dos fieles sensaciones:
la felicidad ciega y la terrible tristeza. Aunque la luz del amor impedia mi atención de las otras dos.
Más tarde o temprano mis ojos se acostumbrarían a est luz, y empezaria a sufrir carícias y bofetadas sentimentales.

Entonces lo entendí. Amar significa sentirse vivo, pues cuando amas a alguien y eres feliz, eres realmente feliz.
Aunque cuando estás triste, lo estás realmente. Sin amor los sentimientos carecen de sentido e importancia.

Efectivamente es más facil vivir sin amor, pero esa vida no se la merece nadie.

Ante el amor pueden suceder dos capitulaciones principales:
la respuesta deseada, o la respuesta esperada.

En mi caso no hubo respuesta alguna, pues nunca pregunté. Maté al amor, dejando a mi alcance una vida pobre en emociones.
Ahora recuerdo las palabras de una mariposa que me enseñó una luz al final del abismo:
"de lo único de lo que se arrepiente uno, es de las estupideces que no ha cometido"

Quizás debí preguntar. Quizás...

Ella lo fue todo, ahora casi nada. llevaba felicidad de su mano y yo le di la espalda.
Ahora que anhelo felicidad me doy cuenta que estoy durmiendo, y que no puedo despertar solo. Necesito su presencia.

Tormentos nocturnos se repiten constantemente en mi cabeza. Gritos y dolor del ahorcado que intenta advertirme de lo desconocido.
"conocerás el mundo de los sueños semicumplidos, te arrepentirás de haberte dormido ante su presencia y desearás despertar y regresar para ser, al fin, correspondido."
Estas son sus palabras.




Sea pues, su voluntad.

domingo, 19 de septiembre de 2010

[...]



Existe un lugar, paradero del cual solo es conocido por los más románticos soñadores.
Pues un poder ancestral lo oculta de la mirada superficial de los pregoneros de corazón helado: los bohemios.
Un lugar, visitado por muy pocos, y conocido con el nombre de El Árbol Del Ahorcado.

A la mirada de sus visitantes, se muestra como un bosque de dimensiones desconocidas.
Aunque nadie ha estado nunca más allá de lo que ocupa su monumental rey, el árbol.
Y es que cuando estás ahí, sólo el árbol te da la calma y la fuerza que buscas.

En la rama más alta del árbol brota inexplicablemente el único ser vivo eternamente sujeto al árbol: una planta trepadora que sujeta con fuerza el cuerpo muerto del más antiguo habitante del bosque.
El ahorcado que, con sus infinitos ojos agónicos, desnuda a sus visitantes hasta dejar al descubierto solamente sus sombras.
Estas sombras son incapaces de percibirse entre ellas. Sólo pueden interpretar el mundo que les rodea.

La oscuridad envuelve siempre el bosque. Nunca se ve nada. Solamente el árbol y su eterno huésped. Aunque se sabe que junto a él viaja un río de agua salada, nacido de cada una de las lágrimas derramadas por los soñadores.
Por eso el suelo siempre está mojado, aunque nunca llueva en este paraje.
16 veces al año, el río se tiñe de sangre que impregna con su olor todo el bosque.

Hay otros elementos que acompañan siempre a las sombras de los que observan el árbol del ahorcado.
Una gran luna, siempre llena, y desdichada. Pues nunca descansa, nunca ilumina, y nunca ha conocido nubes o estrellas.
Y el viento que viaja incansablemente por el bosque, reposándose en los oídos de sus visitantes, y que trae consigo los llantos y el dolor de todas las sombras que han pasado por el lugar.

Este íntimo paraje se ha convertido en un paraíso para los corazones más latentes de la humanidad.
Sus huéspedes encuentran paz, tranquilidad, tiempo, confort, bienestar, inspiración...
Han pasado por aquí tales como Quevedo, Shakespeare, Goethe, Neruda, Lorca...Aunque ante la mirada del ahorcado sólo eran sombras.

Es increíble como un lugar como este, un bosque muerto presidido por un muerto colgado de la rama más alta de un árbol, pueda dar a cada uno de sus visitantes aquello que más anhela, y que no encuentra en el mundo colectivo.
Increíble pero cierto. El dolor que sufre el muerto colgado supone una fuente de placer para sus egoístas admiradores.


El miedo de todos ellos a perder un lugar como este, significa que seguiré aquí para siempre.
Hasta que algún día, alguien decida enfrentarse sólo al mundo exterior, y me de un entierro, para que la tranquilidad, el bienestar y la paz que siempre he otorgado a mis visitantes sean, por fin, conmigo.