jueves, 29 de noviembre de 2012

Fin



Y avanzan decididos mis pies hacia lo que mi cabeza sabe que es el fin de la felicidad.
Risas son la música de éste viaje. Su sonrisa, Sus ojos, su ombligo el paisaje. Hermoso paraje en el que me perdí.. 

Rodeados estamos de los manjares más exquisitos que jamás mi paladar hubiese imaginado. Aunque un solo roce de sus labios es el mejor postre que uno puede saborear.

Y cada minuto que pasa me hace sentir que estoy un poco más cerca del fin, más lejos de ella... pero también cada minuto que pasa es más bello que el anterior.

Mis dedos recorren cada centímetro de su cuerpo en forma de caricia,  como intentando acordarse de él por completo antes de que desaparezca.

Nos invade una explosión de cariño, un estado placer y éxtasis, que termina por dejarnos sin respiración. Y en ese preciso instante nuestros corazones dejan de latir, y solo por un segundo el tiempo se detiene.

Como desearía permanecer eternamente en ese estado junto a ella...

Pero el tiempo es severo, y no concede deseo alguno. Todo retoma su ritmo y cada minuto que pasa nos consume más y más. Ante tal dolor solo el reino de los sueños puede darnos refugio. Aunque mi corazón niega a mis ojos el cerrarse. Prefiero seguir sufriendo mientras ella descansa, recorriendo con mis dedos cada centímetro de su cuerpo en forma de caricia. No quiero caer en sueño y que la luz del mañana anuncie el fin. Pero al final el tiempo vence, y mis ojos se cierran.

Y al despertar llega el temido momento: su último beso. Desde el primero hasta el este, he vivido con el miedo de que cada beso suyo fuera el último.
Al menos esa agonía morirá con nosotros...

Y tras el más bello ósculo, avanzan temblorosos mis pies hacia la puerta y el fin.
El destino me ha desterrado de este jardín de delicias cerrándome sus puertas y escondiendo la llave bajo el paso del tiempo.


Aún así no cambiaría por nada cada segundo, beso o caricia.

Ha merecido la pena.

la merece.





[...]

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