jueves, 27 de marzo de 2014

Una elección




Esa cripta estaba a salvo de esa guerra pero no se mantenía ajena a los continuos ataques del rayo y del trueno. Se podían escuchar sutilmente los gritos del trueno desde el mundo exterior tras los muros, así como intuir los destellos del rayo en el reino del ahorcado.

Una guerra sin campo de batalla y, en ausencia del tiempo, yo me convertía en la decisión final que concluiría con tal macabra guerra.

El vencedor, el mundo y legado a heredar dependían únicamente de mi posicionamiento en todo aquello. Escuchar a ambos y elegir cual de ellos regiría las nuevas leyes universales para el nuevo mundo.

Elegir. Algo que siempre odié y más cuando esto implicaba bien y dolor para terceros que ni tan siquiera gozaban de voz en dicha elección. Y peor aún, sin tiempo existente para reflexiones que facilitaran una elección acertada.

Y así llevo segundos, minutos y horas inexistentes. Sin saber a cual de ellos escuchar. Sin saber a cual de ellos destruir. Sin saber a cual dar fuerza y vida. Y sientiendo en todo momento que, elija lo que elija, terminará por destruirme.


Tengo que salir de aquí.


[...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario