jueves, 20 de febrero de 2014

Dos mundos



Es duro ver como en el mundo que hay tras el que habito el tiempo avanza decidido y sin temblar.
Y sin embargo, en este los segundos parecen arrastrar cadenas cada vez más y más pesadas. Hay instantes incluso en los que parece que el tiempo ni siquiera existe.

Hace años estuve aquí y nunca llegué a darme cuenta de ello. Pero cuando me vi desterrado y de frente a un nuevo mundo, el tiempo me embistió dejándome en un estado casi inconsciente.
Todo fluía con la misma rapidez que sencillez. Y yo fluí sin darme cuenta como todos lo hacían. A toda velocidad y sin ser demasiado consciente de ello. Disfrutaba y sufría sin darme cuenta...

Y ahora, de nuevo, aquí. Siendo plenamente consciente de todo por lo que pasé, pero encerrado en un mundo donde nada fluye, el tiempo parece negarse a sí mismo y la sencillez no tiene cabida en tal macabro laberinto.


"No recuerdas cuándo fue la última vez que estuviste aquí
y ahora te presentas sin saber ni cómo has llegado."

Aún resonaba el grito del ahorcado en mis pensamientos. Un grito... Él siempre susurraba como para confundirse con tu consciencia. Esta vez gritó adueñándose de mi sombra.

Pero es cierto. No recuerdo que fue lo que me llevo a abandonar este mundo. Ni la gota que colmó el vaso, ni las que lo habían ido llenando poco a poco antes de salir corriendo. Creo que la conclusión a la que debí llegar tras tantos años aquí, y que me debió empujar a desaparecer, debe estar encerrada dentro de aquel maldito cofre. No me pertenece pero viajó conmigo por todos y cada uno de los cambios que viví ahí fuera.

Quizás deba abrir ese cofre y destruir su contenido. Puede que así pueda volver a desaparecer. O puede ser que eso se convierta en mi sentencia final, condenándome a permanecer aquí eternamente.

Pero lo que creo que si está claro, es que la respuesta a todo se encuentra dentro de ese maldito y condenado cofre. Aquello de lo que tiempo atrás me despojé, renuncié y encerré en un cofre bajo llave, regresa como la gota que colmará otro vaso.  El último puede.

[...]

Los segundos parecen haber desistido y desafían ahora aún más al tiempo deteniéndose por completo.

"Tengo que salir de aquí. Debo encontrar el cofre."




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