martes, 18 de febrero de 2014

Un campo de Maiz




No soy capaz de destruir ese mundo.

Las cartas del destino siguen en el cajón de mi mesita de noche.
Sus notas en la pared. Los platos de nuestra última cena siguen donde los dejamos, con los restos de nuestro último manjar pudriéndose lentamente.
Un "post it" en el trabajo me recuerda cada día el momento de la historia en el que todo empezó a morir.
Sus fotos siguen acechándome cada mañana al despertar y cada noche cuando intento dormir.
La música de tiempos mejores sigue en alguna caja escondida tras la mudanza.

No soy capaz de destruir ese mundo.

Una vez planté maíz y pensé: "cuando haya crecido todo esto habrá terminado y ya no pensaré más en ella"
El maíz tardó pero creció. No se habia cumplido mi teoría y no fui capaz de recoger el fruto del trabajo de esos meses. Se pudrió y volví a plantar más.
"esta vez sí." Pero tampoco. Aunque esta vez lo recogí y se lo ofrecí directamente a ella.

No voy a plantar más maiz. De nada sirve. No soy capaz de destruir ese mundo.

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